martes, 17 de marzo de 2009




Cuando estoy cerca de ti

en ese momento perenne;

donde no hay reloj ni tiempo

entre las lunas traviesas

y el espacio inmenso.
En ese preciso instante

se aviva un fuego que arde en mi boca

desde la esquina de mis labios.
Ahí, abraza la lumbre en el antojo de un beso

y cobija el anhelo del deliro de la pasión.
Que emana desde el principio

desde... antes de todo.
Entonces, mi cuerpo se perfuma

con tu olor de mujer

Y destila un aroma: a tierra mojada,

de esos días lluviosos,

a la hierba recién regada,

a cultivo de flores,

en plena primavera.
Al sabor de la brisa del mar

y árboles frutales.
¡Y se atrapa en la esencia de un alma enamorada!

ESTA NOCHE


Envuelveme en un suspiro
con una melodía angelical.
Llévame a un pasaje ancestral,
donde sólo habitemos tu y yo.
Olvidémonos del mundo y amémonos.
Amémonos sólo amémonos
tan intensamente…
como el cauce al río
como el río a la corriente.
Tómame y hazme vibrar.
Que cada poro de mi piel
sienta las gotas de tú vida.

Te recostaré entre madreselvas
y en una alfombra de jazmín mullido
te haré el amor,
cuerpo a cuerpo…
boca a boca
poro a poro
hasta que lleguemos a enloquecer



En estos tiempos de desconfianza y miedo total
aparezco yo, soy sólo una persona que escribe
sin mas búsqueda que llegar a tu corazón
sin más anhelo que poder alcanzar un sueño
acariciar suavemente tus pensamientos
liberar , tus emociones, que sientas y vibres
que dejes escapar esa risa que escandaliza
que bailes la música que llevas dentro
que me permitas vivir en un rincón de tus cosas
en un espacio donde pones lo que en algún momento
necesitas, ser un instrumento de fuerza, o ternura
la mano que busque tu mano, cuando todo parezca estar en contra
La voz que te diga sigue no ha terminado aun el camino
Sueña y quizá me platiques un día , que lograste ver la soledad
y no te invadió el miedo, ni la tristeza
No soy nada y quizás ni me necesites
Pero para mí, si eres indispensable
Y sí te necesito, por favor

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jueves, 5 de marzo de 2009

A UNOS OJOS TRISTES









Ayer sin esperarlo me pediste


que te hablara de tus ojos


de esos ojos que parecen


los de un angelito triste.


Pero ¿cómo poder describirte


lo que me piden tus labios?


porque eso es imposibe


aunque yo fuera el más sabio


¿Qué parecen dos soles


alumbrando el firmamento?


¿que cantan cuando los abres


y dan paz a mi lamento?


¿que son ardientes y cautivan


como un bello juramento?


¿Cómo poder describir a esos ojos


que confiesan tus antojos


o descubren tus enojos


que me glosan tu dolor


que me infunden tu alegría,


que me lloran tu agonía


o me inundan de tu amor?


Son dos ojos que me alumbran o me ciegan,


me curan o me maltratan


me acarician o me matan


me conocen o me niegan.


Tienen tus ojos el don


de alegrarme o entristecerme,


consolarme o conmoverme,


y es porque tus ojos son


ojos que saben hablar,


luceros que saben reír,


ojos que saben herir


llamas que saben besar;


soles que hielan o abrasan


y que, con nieve o calor


mitigan mi gran dolor


¿Como podría hablar de ellos


cuando de su limpia hondura


descorren al fin su velo,


reflejando la luz del cielo


sobre el mar de tu ternura,


y me hundo feliz en él,


y tan dulce me parece,


que mi vida se adormece


en su mirada de miel?


Siento un placer inefable


si en tus miradas tranquilas


descubro, tras tus pupilas,


un camino interminable


rodeado de bellas flores,


pero aunque tuvieran abrojos,


quiero internarme en tus ojos


en busca de tus amores.


Nunca podré describir


la luz de tus ojos tristes


que han marcado mi camino


aunque a lo lejos se ecuentren


aunque nunca pueda verlos


aunque no pueda besarlos


aunque lo pidas de nuevo.


Tus ojos son tan bellos


tan profundos como el mar


y aunque nunca puda verlos


en ellos me quiero ahogar.




Francisco Pardavé