Cuando estoy cerca de ti
en ese momento perenne;
donde no hay reloj ni tiempo
entre las lunas traviesas
y el espacio inmenso.
En ese preciso instante
se aviva un fuego que arde en mi boca
desde la esquina de mis labios.
Ahí, abraza la lumbre en el antojo de un beso
y cobija el anhelo del deliro de la pasión.
Que emana desde el principio
desde... antes de todo.
Entonces, mi cuerpo se perfuma
con tu olor de mujer
Y destila un aroma: a tierra mojada,
de esos días lluviosos,
a la hierba recién regada,
a cultivo de flores,
en plena primavera.
Al sabor de la brisa del mar
y árboles frutales.
¡Y se atrapa en la esencia de un alma enamorada!