Puede que sea el tiempo
de volar hacia tí
y quedarme con el
cielo de tus ojos.
Puede que pisemos
las mismas arenas tibias
y frente al océano
nos digamos como nos amamos.
Puede que este temblor
de caricias y delirios,
despierten auroras
y todas las ausencias.
Puede que sepa por siempre
que ya no temo a la muerte,
porque sin tenerte
muero en cada instante.
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