lunes, 28 de septiembre de 2009

NO ES POR QUE ESTOY SOLO




Amor mío, sabes bien
que no te extraño aunque estoy solo;
la verdad es que no pienso en ti porque te quise
ni porque me hieres ni me mentiste.

Quiero que sepas que no me urge el amor,
no me importa;
y no es que sólo quiera tenerte
mi razón es que mi garganta y ojos fatigados
se secaron cuando tú te fuiste.

Te escribo con ésta lámpara sin luz
en una mesa de noche sin tu libro
he pasado días enteros sin tu voz
y largas noches sin tu abrigo.

Atrás está el patio sin tu ropa
mi salita principal siempre vacía
la ventana sin tu silueta dibujada
mi sombra esperando por la tuya.

Son estas tardes eternas en tu espera
mis madrugadas son insomnios por tu arribo
espero la humedad de mis besos sin tu boca
y el calor de tu cuerpo junto a
l mío.

No necesito quererte, no me hace falta
ya no me importas ni interesas
yo podría seguir viviendo sin que seas mía.
sin extrañar tus labios porque no me besas

Pero dime ¿Qué hago ahora
con esa mesa, con esa lámpara,
con ese patio y esta ventana?
¿Dónde guardo mi sombra?
¿Dónde la espera?
¿Qué hago ahora con mi garganta?
¿Con estos besos, con esa puerta?
¿y con mis insomnios en la madrugada?



jueves, 10 de septiembre de 2009

¿CASUALIDAD?




Créeme amor, nada ocurre por casualidad.
Qué yo te haya buscado y que tú hayas aparecido
como un rayo de luz entre la gente,
ya estaba escrito en la ruta de nuestro destino.

Tenía que haber sido un día cualquiera
de cualquier año,
estaba listo para llorar y desvelarme
y sufrir tu amor o el desengaño.

En un primer momento me diste una sonrisa
y luego un apretón de manos,
sentí tu mano en la mía,
y al instante supe cuanto te amaría.

Mi voz tembló y no pude decir
lo que sentía, no se que dije
pero se que te pedí que fueras mía.

Al encontrarte se esfumó mi orfandad,
te convertiste en mi sol, lluvia y viento.

Eres mi soñar, mi sentimiento
eres yo mismo, mi otra mitad.

Eres mi pena y mi alegría
estás en mi en cada palabra que pronuncio,
en cada gesto evoco tu nombre
y a través de la sangre
que corre por mis venas llegas a mi
y te transformas en mi musa inspiradora,
en mi amiga, compañera, mi amante,
grabada en mi corazón con un hierro candente.

Tú que me llenas pensamiento, boca y sexo,
no entiendo todavía como te perdí, ni como podré
volver a encontrarte.

F. PARDAVÉ