lunes, 14 de marzo de 2011



Mi nombre es Carlos y mi vida estaba realizada, tenía una familia hermosa compuesta por mi esposa Sofía y dos hijos, Roberto de 24 años y Cristian de 18. Era dueño de una empresa y tenía un aceptable nivel económico. Por desgracia mi esposa murió de cáncer y es el comienzo de esta historia. Tras la muerte de mi esposa, entré en una gran depresión, no quería ir a trabajar, me encerraba en mi cuarto y ni siquiera con mis hijos hablaba. Por ello, estaban muy preocupados por mí y nunca me dejaban solo en la casa. Roberto se hizo cargo de la empresa, era muy hábil con los negocios y estudiaba administración empresarial. Cristian, había terminado la preparatoria y por la situación familiar no quiso ir a la facultad ese año, por lo que estaba mucho en casa haciéndome compañía. Generalmente, también estaba Virginia, la novia de Roberto, era una chica sumamente agradable y bastante atractiva, con sus 22 años tenía una personalidad muy madura para su edad y desde la muerte de mi esposa, ella se había encargado de la administración de la casa.
Yo soy de buena estatura, siempre usé bigote y soy algo velludo y un tanto canoso. Nunca me consideré apuesto o galán, ni siquiera cuando era joven, pero siempre fui muy seguro cuando encaraba a las mujeres y muy pocas veces me rechazaron. Mi secreto es que siempre las traté con ternura, soy buen bailador y canto y toco la guitarra. Desde que era adolescente saqué provecho de mis habilidades y con ello me volví el centro de atracción, los varones me envidiaban y las mujeres de alguna manera se me insinuaban. Cuando, terminados mis estudios busqué trabajo, siempre lo conseguía porque era aplicado en los estudios y leía mucho por lo que tenía amplia cultura, además era muy limpio y siempre iba a las entrevistas de traje. No por presumir pero siempre fui bien dotado sexualmente lo que hacía que tuviera mucha seguridad en mi hombría lo que producía un efecto era hipnótico en las mujeres.
Cuando conocí a Sofía, nos enamoramos de inmediato, ella tenía 24 años y era muy atractiva, aunque era algo rellenita, tenía un cuerpo casi perfecto acompañado de unos grandes senos y un trasero redondo y paradito. Ella fue la mujer que más tiempo tarde para hacerle en amor, pero la esperé porque realmente me gustaba y aunque no tenía penetración siempre disfrutábamos mucho de las caricias que mutuamente nos hacíamos. Así vivimos durante unos tres años hasta que terminé mi carrera y decidimos casarnos. Desde luego la noche de bodas resultó perfecta y fue cuando realmente nos dimos cuenta de cuanto nos amábamos y de que estábamos hechos el uno para el otro.
Así pasó el tiempo y tuvimos a nuestros dos hijos lo que vino a complementar la felicidad que ya teníamos.
Tres o cuatro meses después de la muerte de mi esposa, mi ánimo fue mejorando, comencé a hacer trabajos del hogar, arreglar el jardín y también iba al supermercado por mercadería. Mis hijos se fueron despreocupando de a poco y fueron retomando sus vidas, aunque me vigilaban de cerca. Mientras estaba en mi casa, mi atuendo era muy informal y casi nunca salía, por eso mi sorpresa cuando mi nuera Virginia, invitó a cenar a su hermana Victoria a la casa sin avisarme. Desde que llegó quedé prendado de su belleza y excelente cultura y educación. A partir de entonces, decidí volver a ser el mismo me afeite el bigote, me compré ropa nueva y empecé a salir con ella. No se que le contaría Virginia a Victoria pero yo sentía que me miraba de un modo especial, sobretodo por el área de la entrepierna. Una tarde yo me encontraba solo en mi casa y únicamente tenía puesto un ligero bóxer cuando llamaron a la puerta. Para mi sorpresa, cuando abrí la puerta descubrí a Victoria parada delante de mí observándome.
- Hola Viky, como estas? Disculpa las fachas pero no imaginé que vendrías- le dije.
Ella no reaccionó, tenía una cara como de asombro. Fue en ese momento que me acordé que estaba casi desnudo. Pero no solo eso, tenía una gran erección por lo que tomé un almohadón y me tapé.
- No te preocupes Carlos, la entrometida soy yo, debí avisarle antes de venir.
- Pero de ninguna manera, tú puedes venir cuando quieras, perteneces a la familia.- le dije.
- Esta bien.- dijo agachando la cabeza con vergüenza.
- Bueno Viky, no te pongas mal que no es para tanto.
- Es que estoy muy sorprendida, con el atuendo que llevas - me dice.
Sólo alcancé a contestarle que si podría venir más tarde para ponerme más presentable.
- Me voy, a la noche vuelvo a cenar.- dijo mientras salía a toda velocidad.
Esa noche cenamos en casa, mis hijos, Virginia, Victoria y yo. Noté que ella estaba más desinhibida conmigo, me hacia chistes y me ponía caras. Se la notaba contenta y algo me decía que yo tenía que ver con esa repentina alegría.
Sorpresivamente, mis hijos y Virginia, se despidieron pretextando que tenían un compromiso y de que llegarían un poco tarde.
Noté que Victoria sonreía y que estaba más sensual que nunca.
Cuando salieron mis hijos encendí la chimenea puse un disco romántico y la invité a bailar. Al abrazarla tuve una erección instantánea, como cuando era joven. Ella me abrazó y juntó su cuerpo al mío. Yo estaba tan excitado que mientras tarareaba la canción en su oido empecé a deslizar mis manos por su cuerpo. Al terminar la pieza apagamos la luz y empezamos a desnudarnos al ritmo de la música y bajo la luz de la fogata. Jamás en mi vida había sentido tanto placer cuando completamente desnudos seguimos bailando y acariciándonos mutuamente.
Me di cuenta que ella experimentaba una mezcla de placer con vergüenza lo que la hacía aún más atractiva. Era tremendamente excitante tenerla desnuda entre mis brazos hasta que no pudimos más y empezamos a hacer el amor. Pronto tuvimos nuestro primer orgasmo, ella gemía como besándome incesantemente y yo no podía dejar de moverme hasta que volvimos a sentir mutuamente otro monumental y explosivo orgasmo.
A la mañana siguiente cuando saludé a mis hijos,no abrazamos un rato y lloramos. Por un lado, creo llorábamos porque extrañábamos mucho a Sofía y por otro, porque la vida me permitía volver a ser feliz al lado de una mujer formidable.
Ese día di por concluida mi etapa de duelo y al día siguiente volví a trabajar. La familia volvió a estar muy unida como antes, Roberto se casó con Virginia, Cristian volvió a la escuela y es un magnífico estudiante. Victoria y no nos casamos y hace unos días el doctor nos dio la grata noticia de que íbamos a tener un hijo.
Gracias a Dios y a mis hijos volví a encontrar la felicidad y ahora todos disfrutamos de la vida y formamos una gran familia.
Saludos
Francisco

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